28 de setembre 2012

Ventura Pons: The Unconventional Gaze of Catalan Cinema


La Universitat de Colorado Denver analitza l’obra de Ventura Pons en un Congrés internacional

"Ventura Pons: The Unconventional Gaze of Catalan Cinema"
(“Ventura Pons: la mirada no convencional del cinema català”)
UNIVERSITAT DE COLORADO DENVER
Departament de Llengües Modernes
Del 4 al 6 d’octubre de 2012

La sessió d’obertura serà el dia 4 en el Lawrence Street Center de Denver, “Looking Back on my Thirty-Five Years of Filmmaking(Mirant enrere els meus trenta-cinc anys de cineasta) on dialogaran públicament el professor Santiago Fouz-Hernández de la Durham University (Regne Unit) amb Ventura Pons, presentats per Kathleen Bollard (University of Colorado Denver).

El Congrés, organitzat pels professors Dr. Andrés Lema-Hincapié (University of Colorado Denver) i Conxita Domènech (University of Wyoming), està dividit en set àrees: Unstable Forms of Contemporary Subjectivities (Formes inestables de les subjectivitats contemporànies), Ventura Pons’ Urban Labyrinths (Els laberints urbans de Ventura Pons), Queering Gender Explorations (Exploracions Gènere Gay), Philosophical Debates Meet Cinema (Els Debats filosòfics arriben al cinema), Harsh Challenges to Harsh Politics (Desafiaments durs per a polítiques dures), Film and Literature: Fruitful Connections (Cinema i Literatura: connexions fructíferes) i Ocaña: The Creation of a Catalan Myth (Ocaña: La creació d’un mite català).

Especialistes en l’obra del director català del món acadèmic anglosaxó i americà presenten un total de 21 ponències al Congrés. A més dels organitzadors assistiran: Michael Abeyta, Molly Monroe Ratterman, Nina L. Molinaro, Jeff Schweinfest, Gillian Silverman, Oriol Casañas, Carles Ferrando Valero i Susanna Pérez Pàmies (University of Colorado Denver), Joy Landeira (University of Northern Colorado), Carlos-Germán van der Linde (Universitat de La Salle. Bogotà, Colòmbia), Maribel Rams Albuisech i Irene Melé Ballesteros (University of Massachusetts, Amherst), Melissa Wallace (University of Wisconsin, La Crosse), Jennifer Brady (University of Denver), Pablo M. Zavala (University of Wyoming), Esther Gimeno Ugalde i Sergi Rivero-Navarro (Harvard University), Roberto Forns-Broggi i Ibon Izurieta (The Metropolitan State College of Denver), Darío Sánchez-González (Rutgers, the State University of New Jersey-New Brunswick) i Scott Ehrenburg i William Viestenz (University of Minnesota, Twin Cities).

El Dr. Joan Ramon Resina (Stanford University) donarà una classe magistral sobre  Fragilitat de la memòria i lucidesa tràgica a Amic / Amat i Forasters de Ventura Ponsi la clausura serà a càrrec d’Àngel Quintana (Universitat de Girona): Ventura Pons: Una llarga travessia pel cinema català”.

Durant el Congrés es projectaran tres films de Ventura Pons: Barcelona, un mapa (2007), Forasters (2011) i Any de Gràcia (2011).

El director d’Any de Gràcia ha rebut nombrosos reconeixements internacionals a la seva obra en els seus 35 anys de carrera, recentment el Glòria Award a Chicago i el Galway Hooker a Irlanda.

Any de Gràcia está rebent una gran acollida internacionalment: Lincoln Center (New York) Chicago i Seattle (EUA), Guadalajara (Mèxic), Bogotà (Colòmbia), Galway (Irlanda), Santo Domingo (República Dominicana), Cluj Napoca (Romania), Montpeller (França), Alexandria (Egipte), Festroia / Lisboa (Portugal), Puerto Rico (EUA), Caracas (Veneçuela), Sao Paulo (Brasil).



24 de maig 2012

Seattle Film Festival

Year of Grace, much like life itself, is a comedy that’s sometimes tragic but ultimately a highly entertaining—in the holiest way—story of hope for all of us who make mistakes and persevere long enough to try and fix them. David is 18 years old and newly arrived in Barcelona in search of an opportunity. It’s a familiar scene of youth venturing out into the world, unhindered by baggage, motivated with hopes of wild sex, partying and finally becoming an artist. What makes this different from most scenes is that David-as-youth is much more complicated than what is usually portrayed in film. Arranged through a school program, David stays with Grácia, the Archie-Bunker/Melvin-Udall monster of a woman who seems unsalvageable. And, like her nasty counterparts, Grácia is funny enough to spare us in the pews from having a panic attack. Their coexistence becomes, from the start, explosive. Will they realize in time that they need each other? One of the great stars of Spanish cinema, Rosa Maria Sarda, is featured alongside rising star Oriol Pla in this sharply observed comedy by one of Spain's best-loved auteurs, a keen and ever-surprising tale of desire looking for new forms of expression. The soundtrack is a veritable catalog of the best in new Catalan pop: Mazoni, Sanjosex, El petit de cal eril, Èric Vinaixa, Illa Carolina… ??

20 d’abril 2012

CLFF CATÁLOGO FESTIVAL PREMIO GLORIA


VENTURA PONS: GRACIAS POR LOS AÑOS DE GRACIA

Àlex Gorina

El Cine Catalán es un gran desconocido en el mundo. Un cine de dimensión limitada, pero proporcionada al tamaño del territorio y sus recursos, pero especialmente por el camuflaje al que le ha sometido la Historia, agazapado tras la existencia del Cine Español. Es trágico que casi todo lo que se rodó en Catalunya anterior a la Guerra Civil se ha perdido, y tras el conflicto fue trágicamente reprimido, a pesar de lo cual fue un cine valiente, resistente, que no se resignó, y periódicamente a lo largo del siglo XX fue pionero, siempre más moderno, y con una voluntad más universal que el cine peninsular. A pesar de todo, gran parte del mundo ignora su existencia e especificidad: ¡probablemente aún su nombre más trascendente sea el de Salvador Dalí, con sus aportaciones breves pero geniales cuando colaboraba con Luis Buñuel!

Al Cine Catalán pertenece y ha dedicado toda su ilusión e imaginación, todo su talento, Ventura Pons. Ventura, que procede de un mundo educado e ilustrado y que como  muchos se catapultó a si mismo desde el trampolín del antifranquismo, entre muchas otras cosas se alimentó de la necesidad de sobrevivir y superar el reto de aquel arte cinematográfico mentiroso y mediocre que se producía en el país, preparando el terreno y protagonizando la Transición tras la muerte del Dictador: primero en el teatro, dónde se convirtió en una voz fundamental en Barcelona pero al que renunció cuando empezó a dirigir películas, para no distorsionar su concentración en hacer lo que realmente más le gustaba (aunque el teatro ha seguido siendo una de sus fuentes de inspiración constantes)

Teatro y Cine catalanes, y en catalán, sin excepción, ni guiños, ni renuncias, ni pactos, ni la menor duda, y no solamente por convicciones ideológicas, sino porque es la única manera natural conque Ventura Pons puede expresarse sin mentirse ni mentir. Lo contrario para él sería un pié forzado, y el primero en no creerselo sería probablemente él mismo.

La Historia ha querido que el Cine de Ventura Pons exista desde 1978, 3 años después de la muerte del Dictador, protagonizando al completo todo el tiempo de la Catalunya de las libertades, autónoma, aún no independiente, pero en diversos procesos de su progreso para ocupar el lugar definitivo que le corresponde en el mundo. No hay cineasta catalán que, como Ventura Pons, haya existido y rodado constantemente desde entonces, muy constantemente, y como he dicho antes, siempre en catalán y directa o indirectamente sobre su país y sobre nosotros, los catalanes. El cine de Ventura es nuestra espina dorsal, nuestra columna vertebral, en Catalunya decimos “el pal de paller”, nos identifica y deberíamos identificarnos absolutamente con él. Y utilizo el condicional porque Catalunya es un país complicado, psicológicamente maltratado y que pese a todas las convicciones aún no ha sabido amarse sin condiciones, sin traumas o sin, sí, es verdad, un cierto miedo, digámosle prudencia. Ni a si mismo, ni a los suyos. Ventura Pons por supuesto que es conocido, respetado, admirado. Por supuesto que ha tenido siempre éxito en mayor o menor medida, pero como todo lo catalán ha de conquistar ese amor y ese éxito cada vez, como si tuviera que empezar desde cero.

Esa es una particularidad de país, sin embargo, que ni aquí ni ahora podemos analizar exaustivamente, probablemente porque la misma sociedad catalana no se ha atrevido a hacerlo sin excusas ni disimulos. Sus contradicciones son un auténtico temario, y mira tu por donde el único cineasta que lo ha abordado, más indirecta que directamente, es él. Porque casi nunca Catalunya ha sido el tema de sus películas, pero lo catalán fluye, rebosa, se derrama por todos los poros de sus películas.

Desde “Ocaña, retrat impertinent” hasta su última novedad “Any de Gràcia”, son casi 40 años fluidos, no fáciles, pero que apenas han roto el afán de emociones, diversiones e ilusiones que ha explicado.Le hemos conocido miradas a los integrados, un amplísimo muestrario de representantes de lo que podríamos llamar el explícito catálogo de la comicidad del país, apuestas consecuentes por los autores teatrales más intrigantes y explícitos de Catalunya, confesiones de una desnudez obsesiva, fiestas que preanuncian el Musical que Ventura Pons aún nos debe, comedias hiperbólicas y sagaces retratos sociales,  y una intensa admiración por el talento de los actores, algunos sus favoritos, y algunas sus favoritas, representadas a la perfección por ese film bisagra que fue “Actrius” donde reunió a Nuria Espert, Anna Lizarán y Rosa Mª Sardá, que es como mencionar a las tres divas definitivas contemporáneas, además de un sinnúmero de amigos y conocidos capaces de dar la nota en cualquier rincón de sus films.

Como la novedad es “Any de Gràcia” y la protagonista es precismente Rosa Mª Sardà que le ha acompañado desde siempre, déjenme puntualizar que esta actriz admiradísima en Catalunya y Espanya, adorada y temida porque es todo un carácter, pertenece a la breve pero extraordinaria tradición de Damas del teatro y del cine capaces de ser tan inmensas trágicas como cómicas: Katharine Hepburn, Carol Burnett, Anna Magnani…, no voy a seguir. Pero si aprovechar esta fusión de las dos máscaras, la de las lágrimas y la de las sonrisas, para abrir la perspectiva de un Ventura Pons que no renuncia a ninguna de las opciones, posibilidades y miradas, pero que es tan sincero con la desolación y densidad de un film tan adulto como “Amic/Amat”, con el rompecabezas anímico de variantes infinitas que es “Caricies” y con la desopilante apuesta por el divertimento desacralizado que es “Qué t’hi jugues, Mari Pili?”. No es un cine container, es un cine maravillado, perplejo ante las infinitas posibilidades del arte y de los sentimientos populares, con un inteligente capitulado en que el autor, siempre, ha de ser capaz de dar respuesta a su tiempo, pero especialmente a las posibilidades que le brinda “su” momento. Porque un director de cine no existe al margen de la vida, y su vida y La Vida se han de encontrar y conocer cada vez. Así, a épocas, Ventura ha sido más interior o mas coral, más negro o más multicolor, más fantasioso o tomando apuntes de la realidad, más secreto o más accesible,  más dubitativo o más confesional, por supuesto. Pero jamás, jamás nos ha tomado el pelo ni se ha engañado a si mismo.

Llegados a este punto, conviene añadir que “Any de Gràcia” es una película contracorriente. En un mundo feroz, disgustado, indeciso, que da palos de ciego, un mundo en el que se vierten a diario vaticinios que duelen, dividen, aislan y lo que es peor, que consiguen culpabilizarnos de todo y pretenden hacernos creer que merecemos el castigo que recibimos y más aún los que vendrán; en ese momento de ruina y ruinas, que coincide con la transformación más poderosa que del cine y los medios de comunicarnos pudiéramos imaginar; aún incalculable, aún sin todas las herramientas ni sistemas necesarios; aún crítico; sí, ahora que parecen proceder la denuncia y la rabia, el pesimismo y la acritud, los dedos acusadores y ese lamerse las heridas que acostumbra a ser refugio de vencidos y no luchadores, ahora, y precisamente tras su etapa de cine más hosco y rabioso, Ventura Pons nos ha rodado una comedia vitalista, reconfortante, optimista y constructiva.

A eso le llamo yo llevar la contraria. O si preferís, el inconformismo de quien jamás dará las cosas por resueltas ni pondrá un The End precipitado a su compromiso con el tiempo, su país y todos nosotros.

Por esta y todas las otras razones, y por las muchas horas de placer, y porque nunca nos ha abandonado, y porque siempre ha sido una promesa la sorpresa del próximo Ventura y nos quedan muchos próximos Venturas por desempaquetar, aquí y hoy con todos ustedes, como dijo Anabel Campo Vidal, “una mirada libre”, “un catalán libre” y “las películas libres” de Ventura Pons



TO VENTURA PONS, FOR ALL THE YEARS YOU HAVE GRACED US 
WITH YOUR CINEMA: THANKS

Alex Gorina
Film Critic


Catalan cinema is largely unknown to most of the world. Its scale is commensurate with the size of Catalonia’s territory and resources, but limited by the camouflage History has subjected it to, crouching behind the presence of Spanish cinema. The fact that practically everything shot in Catalonia before the Civil War has been lost is a tragedy; after that conflict, it was harshly repressed. Nevertheless, Catalan cinema was courageous, tough, and more universal in its aspirations than cinema elsewhere on the Iberian Peninsula. In spite of this, much of the world remains unaware of its existence and its specificity; perhaps its most renowned figure is still Salvador Dalí, for his brief but brilliant contributions with Luis Buñuel!
Ventura Pons belongs to Catalan cinema, and to Catalan cinema he has dedicated all his enthusiasm and imagination, all his talent. Ventura Pons comes from a highly educated, enlightened background; and like many, he used his opposition to the Franco regime as a launching pad into his career. He found sustenance in the need to survive and exceed that mendacious, mediocre way of making movies that prevailed throughout the country. He paved the way for and was a leading player in the transition to democracy after the Dictator’s death. He worked first in theater, where he became a major voice in Barcelona, but gave up the stage when he began to direct movies, so as not to divert his attention from what he truly enjoyed most (although he still finds theater to be a constant source of inspiration).
Catalan theater and cinema, in Catalan. There have been no exceptions, no concessions, no giving up, no deals made, no vacillation. Not only because of his ideological convictions, but because it is the only way in which Ventura Pons can express himself naturally without lying to others or lying to himself. To do otherwise would be to operate within the confines of an artificial set of norms, and he would probably be the first to find such work unpersuasive.
Ventura Pons’s work goes back to 1978, three years after the Dictator’s death. His filmography spans the entire period where Catalonia has enjoyed freedom, a region that while still not independent, does have home rule. Ventura’s films coincide with the various phases of Catalonia’s progress as it moves to occupy its definitive place in the world. There is no Catalan director who, like Ventura Pons, has been consistently making movies, and as I said before, always in Catalan. There has been no Catalan director since then whose every film, directly or indirectly, has been about Catalonia and about us, the Catalans. Ventura Pons’s cinema is our backbone, our spinal column. In Catalonia we have an expression, el pal del paller (the main pole holding up the haystack). That is what Ventura Pons’s cinema is for us: it identifies us and we should be absolutely identified with it. I use the conditional because Catalonia is a complicated, psychologically abused country, and in spite of all its convictions, it is still incapable of loving itself unconditionally, without trauma, or yes indeed, without a certain degree of fear, call it prudence. Not only has Catalonia been incapable of loving itself unconditionally as a country; it has also been unable to love its citizens unconditionally. Of course, Ventura Pons is known, respected, and admired. Of course he has always been more or less successful, but like everything Catalan, he has to earn that love and that success every time, as if he had to start again from zero. That is a particularity of the country. This is not the time or the place to comprehensively analyze this idiosyncrasy, probably because Catalan society itself hasn’t dared to do so without making excuses or covering up. Its contradictions constitute a veritable syllabus and -go figure- the only director who has addressed them, more indirectly than directly, is Ventura Pons. I say indirectly because Catalonia has almost never been the central theme of his movies, but Catalanity flows, spills, and overflows through every pore of his films.
From Ocaña, retrat intermitent (Ocaña, an Intermittent Portrait), through his most recent work, Any de Gràcia (Year of Grace), practically 40 years have gone by. They haven’t been easy, but they have done little to diminish Ventura Pons’s thirst for emotion, enjoyment and excitement. During that period, we have observed his gaze in a broad sampling of what we could call an explicit catalog of the country’s sense of humor, a clear-cut statement of support for some of Catalonia’s most intriguing and explicit playwrights, obsessively naked confessions, parties that foreshadow the Musical that Ventura Pons still owes us, hyperbolical comedies and shrewd social portraits, and an intense admiration for acting. Some of this talent are his personal favorites, the female side of which is perfectly represented in Actrius (Actresses), that watershed film that brought together Núria Espert, Anna Lizaran, and Rosa Maria Sardà, which is tantamount to mentioning the three contemporary Catalan divas, in addition to a myriad of friends and acquaintances who could easily stand out in any corner of his films. Since Ventura Pons’s most recent film is Any de Gràcia and the main character is portrayed precisely by Rosa Maria Sardà, who has been a constant fixture in his filmmaking, allow me to point out that this actress, so admired in Catalonia and Spain, adored and feared because she is quite a character, belongs to the brief but extraordinary tradition of women of theater and cinema capable of being great tragedians and outstanding comic actors: Katherine Hepburn, Carol Burnett, Anna Magnani...I could go on and on. The fusion of these two masks, of tears and smiles, opens the perspective of a Ventura Pons who does not forego any option, possibility or outlook, someone who can be just as sincere in the grief and density of a mature film such as Amic/Amat (Beloved/Friend), as he is in Carícies (Caresses), an emotional jigsaw puzzle of infinite variations, or in Què t´hi jugues, Mari Pili? (What’s Your Bet, Mari Pili?), a hilarious attempt at desacralized entertainment. Ventura Pons’s cinema is not a potpourri: it is a cinema of marvel, a cinema that is baffled by the infinite possibilities of art and popular sentiment. Ventura Pons’s cinema encompasses an intelligent compendium where the author must always be able to respond to his time, but where, especially, he must be able to respond to the possibilities offered him by “his” moment. Because a movie director does not exist outside of life, and his life and Life have to meet and become acquainted with each other every time. In this way, in certain periods, Ventura Pons has been more intimate or more choral, darker or more colorful, more imaginative or closer to reality, more secretive or more accessible, more doubtful or more confessional. But never, never has he pulled our leg, nor has he ever deceived himself. It should be said here that Any de Gràcia is an unconventional film. In a ferocious, unhappy, indecisive world that is groping in the dark, a world where forecasts are made every day that hurt, divide, isolate, and what is worse, manage to make us feel guilty about everything, predictions that try to make us believe that we deserve the punishment we receive and, even more so, the punishments to come, at that time of ruin and ruins, coinciding with the most powerful transformation of cinema and the media that we could imagine, a world that is still incalculable, still lacking in tools and the necessary systems, at a still critical moment ... yes, in that world, where denunciation and anger, pessimism and acrimony, finger-pointing and that licking of one’s wounds, oftentimes the refuge of the non-struggling vanquished, would seem to be appropriate, now, and precisely after emerging from the grimmest and most angry period of his moviemaking, Ventura Pons has shot a dynamic, comforting, optimistic and constructive comedy.
That’s what I call upholding the contrarian point of view. Or if you prefer, such is the nonconformism of someone who never considers things to be definitively resolved, someone who will never put a precipitous The End on his commitment to his time, his country, and all of us.
For these reasons and many others, for the numerous hours of pleasure, because he has never abandoned us, because the next Ventura Pons film has always been a surprise, and because there are still many upcoming Ventura Pons creations waiting to be unpacked, here, today, with all of you, as Anabel Campo Vidal once said, I give you “a free gaze,” “a free Catalan,” and “the free films” of Ventura Pons.

GOZAMOS
Wisdom is not inevitable. One gets the feeling that with the accrual of years and films, veteran filmmaker Ventura Pons exudes it like the sun gives off light. In his newest film, Year of Grace, we see the story of an old, mean curmudgeon helped into the light by a young, thoughtful artist. Just wording it like this makes me shudder, for in the wrong hands, this story could come off as trite and cheap, that art can save the world! and all you need is love! Instead, we get the feeling that there is no recipe, that it is messy and mundane as clipping toenails or going out dancing with friends. In this way, Year of Grace, much like life itself, is a comedy that’s sometimes tragic but ultimately a highly entertaining—in the holiest way— story of hope for all of us who make mistakes and persevere long enough to try and fix them.
Beginning with music, Pons’ style of scoring—at least in this film—means lyrics that matter with melodies mirroring emotive states in ways words cannot. Music opens the first scene with a not-quite-fevered strumming of an acoustic guitar tempered by a man’s voice (Mazoni) evoking the calm of James Taylor, a sound so creamy and soothing, listening to it is like slipping into a warm bed on a cold night.
The lyrics add a wonderful dimension, much like a narrator speaking in poem: “The river carries me off/and I didn’t say goodbye,” that fate, and not he, is responsible for his life. It’s an abdication of responsibility that smells ripe for change. The lyrics end: “And it’s what hurts me most,” this tragedy of not being able to say goodbye. You wonder if the character’s lament is for himself or for those he left behind. A reviewer for the Film Society of Lincoln Center said of the soundtrack: “The soundtrack is a veritable catalog of the best in new Catalan pop: Mazoni, Sanjosex, El petit de cal eril, Èric Vinaixa, Illa Carolina…” And its curating into this movie into the exact, right scenes demonstrates the adroit storytelling abilities of Pons.
This opening sequence introduces the main protagonist and hero, David (Oriol Pla). It’s a familiar scene of youth venturing out into the world, unhindered by baggage, motivated with hopes of wild sex, partying and finally becoming an artist. What makes this different from most scenes is that David-as-youth is much more complicated than what is usually portrayed in film. While he’s all about being in the present moment, he proves to be the harbinger of wisdom. We see him evolve, through sassing off to Grácia, professors and friends alike, to being humbled by circumstance. Perhaps in a time when American film stymies under the simplifying pressures to capitulate in the name of global appeal (and therefore, revenue), films such as Year of Grace feel like fresh air.
Arranged through a school program, David stays with Grácia, the Archie-Bunker/Melvin-Udall monster of a woman who seems unsalvageable. And like her nasty counterparts, Grácia is funny enough to spare us in the pews from having a panic attack. When David first arrives at her apartment, Grace interrogates the social worker arranging the homestay. “I hope he’s not like the last one, who didn’t even have the decency to flush the toilet after using it!” she hisses. Listening in the hallway, David and the sweet and silly neighbor, Enriquetta, react. “You flush?” Enriquetta asks, without missing a beat. “Yes,” David responds. Enriquetta sighs in relief. This is so funny in such an effortless, classic way. Over and over, Pons fills the movie with these nasty bits of Grácia, leavened by silly and very smart humor.
In the very next scene, “Like a knife that cuts a whole day into pieces,” is the first line of lyrics that accompanies David, as he walks around Barcelona. Smiling and full-on stride, David walks with purpose, joy even. But the lyrics capture and extend the trauma of the previous scene. Fortunately, David seems unaffected. Is it his youth? Is he simply unaware? While this is a story of the collision between two different ways of being in the world, rooted in age, the question arises: Do you have to be young to be full of hope? And does growing old necessitate the Grácia effect?
These universal fixtures of old-means-damaged and young-means-unabated provide a place for creativity and improvisation for Pons, and really, for the writers of this wonderful script, Carme Morell, Jaume Cuspinera and Pons, himself. While each character enjoys a complexity beyond the stereotype, it is together that they eventually enable the savoir-faire hidden in each other.
Ultimately, it is this complexity that provides a crucial realism to the movie. And just to be sure to ground the tale by honoring true and timely issues that young folks like David face, there’s even room for commentary on the truly scary state of not only Spain’s economic woe but the perilous state of all young people. Seen as yet another contour to a truly well-directed film, the inclusion of this type of realism offers a subtle nudge to the psyche, as if to strain just enough to be taken seriously by all of us, young and old alike. Truly this is not a Disney fairy tale but something closer to the comedy version of the Brothers Grimm.
No one was born mean, joy unfulfilled can turn to rot and sometimes it is the suffering we do for each other that can give us the chutzpah and grace to live the best versions of ourselves.
Bottom Line: Gorgeously shot, very well cast, Bob Dylan-esque soundtrack and a smart story that will feed your soul while making you laugh, Year of Grace takes you to the edge only to bring you back with crackling writing fueled by erudite understanding of that quality that’s usually attributed to G-d, grace.



CHICAGO TRIBUNE

'Grace' bridges generation gap
Breezy 'Grace' bridges Barcelona generation gap

Michael Phillips | Movie critic

In "Year of Grace" ("Any de Gracia"), the opening-night presentation of the 28th Chicago Latino Film Festival, a time-worn formula goes down nice and easy and practically rolls over and begs for a Hollywood remake: Cranky elder collides with raw youth, to life-affirming results.
Leaving his village and a dissolving home life for the urban wilds of Barcelona, Spain, college-age David (Oriol Pla) enrolls in a student program as in-home caregiver under the wary eye of Grace (Rosa Maria Sarda). She's a widow with a beloved parakeet, living above a bar frequented by aspiring artist David. Grace and David do not get along, until Catalan co-writer and director Ventura Pons engineers a thaw, first over games of cards, then over alcohol and other diversions.

Quick and breezy, the film has a really good score made up of Catalan pop singles, mostly in the key of Sensitive. An abbreviated romance between David and a fellow student (avid-eyed Diana Gomez) shows the Barcelona newbie what's possible in this new world. Though Sarda's role is pure situational comedy, with a pinch of pathos, she dines out on its possibilities.
Filmmaker Pons is this year's Latino Film Festival recipient of the Gloria Career Achievement Award. The film runs 87 minutes; it's in Catalan with English subtitles, and while the opening gala tickets run $65-$75, you're getting a movie, a reception, food, drinks, live entertainment and the whole package.

27 de març 2012

PREMSA ESTRENA ANY DE GRÀCIA

Ventura Pons

Pilar Rahola (La Vanguardia)

Trasciende la triste vida de sus personajes y la convierte en una magnífica aventura de la cotidianidad

No es fácil construir una buena tragedia, porque es un género que obliga a una honda introspección del ser humano. El rey de la tragedia griega, Sófocles, nos legó una bella frase que define con precisión el género: "Acostada en medio de la desdicha, el alma ve mucho". Y es cierto que las almas torturadas de las Antígonas y los Edipos debieron llegar a una gran clarividencia, no en vano sus vidas se abrieron en canal.

Sin embargo, y alzando mi copa en honor al gran Sófocles, creo que el arte de hacer reír es aún más difícil que el de hacer llorar. El dolor es simple, y a poco que nos arañen las paredes interiores, los resortes de los miedos y las angustias se disparan con facilidad. Pero que un creador consiga saber qué mecanismos internos nos bajan las defensas hasta el punto de reírnos de nosotros mismos, no es cosa que pueda hacer cualquiera. Por supuesto hablo de humor inteligente, porque si se trata de pedo-caca-pis propio de las comedias baratas, entonces todo resulta fácil. La escatología es un recurso simple que activa, con pavloviana reacción, la risa simple. Pero cuando un creador quiere hacer arte inteligente y pretende activar nuestra capacidad reflexiva desde la cuerda floja de la broma y la ironía, entonces se trata de alguien de mucha categoría.

Categoría tiene, y muy demostrada, el director de cine Ventura Pons. Su recorrido internacional lo avala como uno de los directores que, sin pomposidad manchega, ni estruendo mediático, han sido más reconocidos en el exterior y ahí está su última película, Any de Gràcia, que ya tiene las maletas hechas para recorrer medio mundo. El jueves tuve la oportunidad de ir al estreno y ratifiqué lo que ya sabía. Que Ventura Pons es uno de esos catalanes universales que se han ganado la categoría a pulso de una vida completa dedicada a hacer arte de primera. A estas alturas su prestigio está hecho de granito, y sólo lamento que, como ocurre siempre en Catalunya con la gente brillante, no tenga todo el reconocimiento que se merece. Es verdad que está bien considerado, pero con una cierta boca pequeña, porque este país torturado siempre rebaja el nivel cuando se trata de los suyos y de sus méritos.

Con todo, espero que Any de Gràcia tenga el aplauso público que merece, porque es una comedia jocosa, inteligente y sutil que consigue trascender la triste vida de sus personajes y convertirla en una magnífica aventura de la cotidianidad. Espléndida como siempre Rosa Maria Sardà, acompañada de gente del nivel de una Amparo Moreno y Santi Millán, pero sobre todo de un joven Oriol Pla que sabe convertir su personaje en pura poesía. Por supuesto, no sé nada de crítica de cine, y sus señorías dirán su opinión. Pero personalmente creo que este Ventura Pons es excelso, precisamente porque no pretende serlo. Y no olvidemos que la poesía hecha de la vida simple es pura épica.


Cruce de destinos

Antonio Llorens, Turia

Una divertida y ágil comedia, atenta a los diferentes personajes y universos que la hacen posible, concebida por un Ventura Pons tremendamente juvenil – La espléndida banda sonora, con esas canciones que acompañan el deambular del joven protagonista, pero también por la manera de abordar las aspiraciones y los decepcionantes encuentros y desencuentros de ese mismo chaval-, capaz de colocar distintos ejemplos generacionales y muy diferentes actitudes ante la vida, ante el futuro, a partir de unos muy limitados enredos, hijos –en cualquier caso- de unas situaciones procedentes de un sustrato más bien dramático: soledad, inadaptación, carencia de ofertas laborales o de éxito artístico, escaso entrenamiento sentimental, etc.

Alguien ha señalado los contactos de esta comedia con numerosos ejemplos del cine italiano de diferentes épocas. También, obviamente, hay espacio y razones para acordarse de Woody Allen y algunas de sus numerosas comedias, sobre todo si pensamos en el papel que poseen la gran ciudad y el barrio de Gràcia, suficientes como para no echar de menos Manhattan del gran cineasta americano. Pero las virtudes más dignas de aplauso surgen de esa frescura, de esa capacidad para matizar diversas líneas de actuación y desarrollo de los personajes: esos restos de familia y matrimonios más o menos tradicionales reconvertidos en nuevos grupos y modelos de asociación –incluyendo el peculiar final de la historia-, sea a partir de la trayectoria del muchacho (padres separados, hermano trasplantado a Brasil, amigo en el pueblo) o de otros importantes personajes, como el de Gràcia (la estupenda Rosa María Sardà, viuda y solitaria), o los que interpretan Santi Millán y Amparo Moreno, con sus respectivos fracasos sentimentales; estas oscuras posibilidades de encontrar un empleo adecuado, un futuro profesional, un amor a medida; ese conjunto de historias de amor –sin amor y sin historia- que van desfilando por la pantalla a partir de los testimonios de los personajes.

Fresca, divertida, realista, esta nueva comedia de Ventura Pons interesa tanto por esa ajustada descripción de personajes, quimeras y ambientes, como por su propia construcción, fiel por un lado a los clásicos moldes de la comedia de todos los tiempos –antagonismo de personajes, manías particulares, controvertidos espacios, distanciamiento moral y generacional- y mucho más fiel todavía a una voluntad de poner sobre la mesa un cuidado y extenso programa de quejas, reclamaciones, reivindicaciones, válidas para cualquier edad y de enorme protagonismo en los tiempos que corren, cuando las frustraciones del contexto parecen decididas a acabar con toda espontaneidad y asomo de esperanza.

Como si fuera un saludable analgésico, una fórmula magistral, el film de Ventura Pons constituye un sano y efectivo remedio contra muchas aburridas proposiciones.


Any de Gràcia

Pere Vall (Fotogramas)

El incansable Ventura Pons regresa al espíritu de su opera prima, Ocaña, retrat intermitent (1978). Obviamente, ni David (Oriol Pla) necesita romper con los tabúes del añorado José Ocaña, ni el ambiente de las Ramblas postfranquista es el mismo que el de la liberada Gràcia actual. Lo que une ambos films es la capacidad de su director para dejar constancia fílmica de un tiempo y un lugar.

Y con una banda sonora muy concreta: la del nuevo y triunfal pop catalán, que acompaña a David mientras hace sus primeros pinitos en el amor/sexo y busca su lugar en el arte/mundo laboral. Coyuntural en el mejor de los sentidos, tiene la virtud de parecer fresca explicando la misma historia de siempre: quién soy, de dónde vengo, a dónde voy…


Any de Gràcia, una comedia tonificante

Jordi Batlle (Guía del ocio)

La nueva película de Ventura Pons es ligera y refrescante y habla con gracia sobre las penas cotidianas de hoy en día.

El título de la última película de Ventura Pons tiene por lo menos tres significados. Gràcia es el nombre de la protagonista, una viuda cascarrabias que vive sola con su amado periquito hasta que un jovencito de provincias llega a Barcelona con la intención de triunfar como artista plástico y se instala en su casa para cuidarla y hacer las tareas domésticas; tenemos, pues un retrato de mujer (expansivo: la Sardà se luce ya sea jugando a la “brisca”, maldiciendo, emborrachándose o fumando un porro) al tiempo que un clásico patrón de comedia con “pareja perfecta”.

Gràcia es, en segundo lugar, el barrio donde transcurre la acción, y ya sabemos que Pons ha tenido siempre buen ojo y buen oído para trasladar a la pantalla los ritmos y latidos de la ciudad y la época presente. Y gracia, en el sentido suerte, es la que obtendrán los protagonistas (la pareja de marras, pero también el afable dueño del bar encarnado por Millán) en esta aventura de Ventura, una comedia a la que se le podrá reprochar su extrema ligereza, a ratos su tono naif, pero que entra con la gratificante frescura de una horchata en pleno verano. Una comedia tonificante idónea para desengrasar las penas cotidianas de estos tiempos, porque también habla en sordina de ellos: la crisis, la juventud desatendida, los emprendedores…


Risas contra la crisis

Marta Cervera (El Periódico)

Ventura Pons planta cara a la crisis con una comedia protagonizada por David, un joven estudiante de primer año de Bellas Artes (el debutante Oriol Pla) que llega del pueblo dispuesto a abrirse camino en la gran ciudad. El problema es que para costear su estancia se acoge a un programa del Ayuntamiento que consiste en vivir en casa de una persona mayor gratis, a cambio de hacerle compañía. Gracias a él se instala en un apartamento del barrio de Gràcia, donde convive una cascarrabias insoportable llamada Gràcia, que borda Rosa María Sardà. Enriqueta (Amparo Moreno), vecina de Gràcia, y el dueño de un bar (Santi Millán) serán los únicos aliados de David, que sabrá salir airoso de la explotación a la que Gràcia le somete con la excusa de que está enferma.

La relación intergeneracional que entablan es una de las bazas de la película. El filme, que solo pretende hacer pasar un buen rato a una audiencia amplia, retrata tanto el barrio de Gràcia como la difícil situación en la que se encuentran los jóvenes como el protagonista, con ganas de comerse el mundo y de ligar con las chicas, pero sin recursos. La historia ofrece un panorama halagüeño, pero deja la puerta abierta al optimismo…

La película ofrece una amable visión de la vida en el barrio de Gràcia, con sus inevitables conflictos vecinales.

La Gràcia de Gràcia

Lluís Bonet (La Vanguardia)

Capaz de rodar una película al año, Ventura Pons ha devenido la versión catalana de Woody Allen. Una proeza (creativa y económica) que entraña serios riesgos, algo evidente en la copiosa filmografía del miope con mejor vista de Manhattan, no de Barcelona, a pesar del impacto turístico de su Vicky, Cristina… Un año después de Mil cretins el cineasta barcelonés reaparece con Any de Gràcia.

El título muestra un doble sentido: cuenta el año que Gràcia, una arisca viuda sin gracia, alberga en su casa del barrio de Gràcia a un joven que quiere alejarse del opresivo entorno familiar. Ventura Pons parece retomar el inicio de su trayectoria fílmica, cuando en 1978 debutó con el documental Ocaña, retrat intermitent. Pero aquí se trata de una comedia de tono naturalista y con evidentes indicios del bagaje escénico que marcó los orígenes artísticos de nuestro incansable e incombustible cineasta.

“No tenemos futuro; vosotros lo tenéis todo”, le dice el joven díscolo a la siempre arisca dueña del piso, empeñada en controlar sus movimientos. La película tiene una estructura narrativa que oscila entre el episodio piloto de una sitcom, el sainete y la ironía característica del cine de Ventura Pons…

Sobresale el duelo interpretativo entre la veterana Rosa María Sardà y el prometedor Oriol Pla, perfectamente arropados por Amparo Moreno y Santi Millán…


Xoc de generacions

Anna Petrus (Decine)

És difícil trobar una pel·lícula de Ventura Pons que no sembli una pel·lícula de Ventura Pons…

El cineasta prefereix centrar-se en explotar la sigularitat dels seus personatges per treure el màxim de profit dels mecanismes de la comèdia fins a les darreres conseqüències…

Un film lleuger, de traç volàtil i que manté enganxat a l’espectador no en augmentar la seva curiositat per saber el que s’esdevindrà, atès que la successió d’esdeveniments és previsible, sinó pels moments d’humor i els gags que es van succeint al llarg del metratge.


Any de Gràcia

(Diari de Tarragona)

Gràcia (Rosa María Sardà) es una mujer de sesenta y pico años que vive sola en el barrio de Gràcia de Barcelona y se siente muy abandonada. Con el paso de los años se ha acabado convirtiendo en una vieja quejica, desagradable y malhumorada que no consigue congeniar con nadie. La pesada soledad acerca a la anciana hasta David, un joven estudiante de veinte años a quien ofrece una habitación en su casa a cambio de algo que no tiene y que le hace mucha falta: que le haga compañía y se preocupe por ella. David es activo e inconformista por lo que desde los primeros días no tardarán en saltar las chispas en la convivencia entre ambos. Sin embargo, los dos siempre se acaban dando cuenta de lo mucho que se necesitan el uno al otro.

Ventura Pons (“Forasteros”, “El porqué de las cosas”) suma a su larguísima y pintoresca filmografía esta comedia con tintes dramáticos en la que el humor y la ternura navegan de la mano de unos personajes que forman una pareja explosiva. La naturalidad es uno de los puntos fuertes del realizador catalán, característica que queda fielmente plasmada a lo largo de todo el metraje…

Rosa María Sardà (“La vida empieza hoy”, “Por la gracia de Luís”) se convierte en el mayor aliciente de la película, destacando entre un reparto en el que consigue salir airoso el joven Oriol Pla, en su primer largometraje para cine. Les acompañan, entre otros, Santi Millán (“Rivales”), Amparo Moreno (“Los pasos perdidos”) y Diana Gómez (serie de televisión “Aguila Roja”).

30 de novembre 2011

ANY DE GRÀCIA

ELS FILMS DE LA RAMBLA ja té enllestida la nova pel·lícula de VENTURA PONSproduïda amb la col·laboració de TELEVISIÓN ESPAÑOLA i TELEVISIÓ DE CATALUNYAEscrita per JAUME CUSPINERA, CARME MORELL i el propi director està protagonitzada per ROSA MARIA SARDÀ, ORIOL PLA, SANTI MILLÁN, AMPARO MORENO, DIANA GÓMEZ, RICARD FARRÉ i NÚRIA FELIU. La banda sonora és plena de temes de la gran cantera del pop català més actual: MAZONI, SANJOSEX, EL PETIT DE CAL ERIL, ÈRIC VINAIXA, ILLA CAROLINA...

Al barri de Gràcia, a Barcelona, una vella malcarada comparteix el pis amb un jove de poble, inconformista, que no es talla per res. El xicot està lluitant per trobar el seu lloc al món. Ni un ni l'altre es deixen acovardir, tot i que ella té el poder i el jove només les il·lusions. El món és molt complicat. La vella ja ha renunciat als seus somnis i el jove els està descobrint. una pepètua baralla sense treva, encara que tots dos es necessitin. Humor, tendresa, agilitat, uns veïns molt trempats, una noia molt guapa, un barri de gent jove i una banda sonora potent. I ganes de veure el costat positiu de la vida. SovintVENTURA PONS ha escrit del seu plaer per la comèdia, el gran desafiament, el gènere que, vagis on vagis, el públic adora. Espera que continui així amb ANY DE GRÀCIA.


TOURNÉE INTERNACIONAL DE MIL CRETINS

MIL CRETINS, la segona pel·lícula de VENTURA PONS basada en relats de QUIM MONZÓ. no para de ser programada als millors festivals internacionals.

Per ara ja en podem comptar dinou: Seattle, (USA); Montpeller (França); Taormina (Itàlia); Moscou (Rússia); Bogotà (Colòmbia); Manchester (UK); Luxembourg (Luxembourg); Belgrad (Sèrbia); Istanbul (Turquia); Varsòvia (Polònia); Galway (Irlanda); London SC (UK); Manila (Filipines); L'Havana (Cuba), Caracas (Veneçuela), Santo Domingo (República Dominicana), Mèxic (Mèxic), Bombay & Chennai (Índia) i aviat en comunicarem de nous.

Enguany VENTURA PONS ha estat objecte de tres retrospectives internacionals a laJamaia Millia Islamaia University New Delhi (Índia), a la Cinemateca de Belgrad (Sèrbia) on rebé el prestigiós PREMI ZLATNI PECÂT (SEGELL D'OR) i al Festival de Montpeller (França).


10 de juliol 2009

A LA DERIVA: MARIA MOLINS


Totes les contradiccions del nostre món es concentren i multipliquen segurament a l’Àfrica. L’Anna hi ha treballat en una oenegé durant tres anys i les ha vistes de tots colors. Després del xoc inicial, li ha crescut sense adonar-se’n una bombolla protectora emocional de diverses capes. És amb aquesta bombolla, amb les contradiccions i amb una sequedat enorme de sentiments, que l’Anna torna a Barcelona. Eixuta, trasbalsada, de poques paraules, necessita aturar-se, respirar, reubicar-se, ella i el seu sac de vivències. Deixa anar llast, però no s’enlaira. Està encallada, perduda i sola en un laberint. L’Anna és A la deriva.

L’actriu Maria Molins s’estrena en un paper de protagonista al cinema i ho fa amb una interpretació memorable.